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A VECES, SEÑOR… A VECES…

A VECES, SEÑOR…  A VECES…

A veces, Señor, a veces, la historia es tan opaca, la vida tan ambigua, y el horizonte tan monótono y triste, que de nada sirve tu mensaje porque tu presencia se nos esconde.

 Y entonces, Señor, entonces, el corazón sufre y sangra, las entrañas, cansadas, se agotan, el espíritu se desorienta y los sentidos se rebelan porque no encuentran brotes de esperanza.

A veces, Señor, a veces, se me rompen los esquemas, me encuentro perdido noche y día, camino sin saber de ti ni de mí y espero contra toda esperanza, anhelando el roce de tu brisa.

 Y si no pasas susurrando y moviendo los cristales de mis ventanas, mi anhelo se desata, en pasión o ira, queriendo que seas huracán, fuego, tormenta, mar bravío.

 A veces, Señor, a veces, me siento vacío… Y sólo anhelo compartir heridas y deseos…

AMIGO(A) MÍO…    Usted, sin duda también tienes otros “A VECES”.  Te invito en tu interioridad…, lo expreses en tu mente

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